Primeras Villas de Cuba

     Para entender la Arquitectura cubana nos tenemos que imbuir del espíritu de la colonización y la creación de las Primeras Siete Villas.
     En el Siglo XVI, de oriente a occidente, Diego Velázquez, Gobernador de la Isla realizó la campaña de colonización en términos relativamente pacíficos pues la Isla estaba casi deshabitada, se calcula que la población indígena no superaba los 100 000 habitantes para una superficie de 109.884 km2 lo que nos da una densidad poblacional de 0.9 habitantes/Km2.
     De este periplo irregular, que duró varios años - de 1511 a 1515-, nacieron las Siete Primeras Villas coloniales cubanas: Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, Villa de San Salvador de Bayamo, Villa de la Santísima Trinidad, Villa de Sancti Spíritus, Villa de Santiago de Cuba, Santa María del Puerto del Príncipe (hoy Camagüey) y San Cristóbal de La Habana que, aunque se considera su nacimiento definitivo el 16 de noviembre de 1519, se fundó inicialmente en 1515.
     Según los cronistas de la época, a fines del siglo XVI Las Vilas eran poblaciones de casas de paja y tablas de cedro o de palma, cercadas por murallas de Bambú (caña brava), amuebladas muy rudimentariamente y alumbradas por velas de sebo. Por entonces, las construcciones de cantería eran muy raras y sólo se utilizaban para la construcción de parroquias y fortificaciones como el Castillo de la Real Fuerza.
 
     Más adelante, en el siglo XVII, aún predominaban la paja, el guano y la tabla. Pero comenzaban a sentirse las influencias del arte andaluz sobre todo en el interior del país, con mucho de mudéjar. Debido a la escasez de recursos y a las dificultades técnicas, el elemento artístico apenas era tomado en consideración en aquellas edificaciones caracterizadas por la sobriedad, sencillez y simplificación de las líneas.
     Sin embargo el siglo XVIII es valorado como el más prolífico y peculiar de la arquitectura doméstica y urbanística cubana, muestras de ello es el legado que ha llegado hasta la actualidad. Hacia 1775 llega a la Isla el barroco español. San Cristóbal de la Habana de plaza fuerte se convierte en urbe comercial e industrial imbuidos por el espíritu industrialista de los ingleses que durante 11 meses gobernaron la zona occidental del país. El grupo de casas sencillas y bohíos en torno a la Plaza de Armas deja paso a mansiones y palacios que se extenderán hasta rebasar con los años las duras piedras de las murallas de la ciudad, este espíritu se deja sentir en el resto de las villas.
     En el último cuarto del siglo XVIII se produce un florecimiento económico -traducido a los demás ámbitos- que propicia la expansión de construcciones sólidas y atractivas. En el siglo XIX desde España nos llega el neoclásico. Este estilo dominaba Europa y en su traslado se atempera a las características del trópico, como sucedió con anteriores tendencias. Las maderas comienzan a ser desplazadas por el hierro y la cantería. Proliferan los balcones y barandales con hierro forjado y fundido, adornados por filigranas de gran elaboración y belleza.
     En el siglo XX, el cubismo influye sin dudas en la arquitectura moderna. Esa tendencia se observa en los edificios de apartamentos de uso público grandes, medianos y pequeños.